lunes, 9 de octubre de 2017

NOTICIAS --- Murcia arde a la sombra de Cataluña: "El AVE por abajo, nosotros por arriba"


Estos días el tema de conversación en Murcia va por barrios. Al norte del Segura los vecinos han colgado banderas de España en sus balcones y claman contra las tropelías constitucionales de Puigdemont en los bares. Saben que al sur de su ciudad hay altercados, y que tienen que ver con la llegada del AVE, pero abordan el asunto sin pasión, cansados de opinar sobre un conflicto que lleva demasiados años abierto como para conservar el ánimo.

Al sur de la ciudad el clima es bien distinto. La temperatura social sube a medida que se avanza por Torre de Romo, una amplia avenida que conecta el centro de la ciudad con el El Carmen, un barrio obrero de 24.000 personas que funciona como la puerta al sur de Murcia. Las rojigualdas de las terrazas norteñas van tornándose banderas blancas, a veces simples sábanas, con mensajes mucho más pragmáticos como “soterramiento ya” o “tren por abajo, nosotros por arriba”. Se refieren a las vías del tren que separan siete barrios del sur (Santiago El Mayor, Nonduermas, Barriomar, Pío X, El Progreso, Patiño y Ermita del Rosario) con el resto de la ciudad y que, con la llegada del AVE, serán reforzadas con unas pantallas acústicas de cinco metros que impedirán el tránsito humano. Los vecinos se refieren a ellas como "el muro" y no están dispuestos a permitir su construcción, que aislaría a varios de los distritos con menor renta y mayor tasa de la paro de la ciudad.

Sostienen que el muro dividirá Murcia, pero lo cierto es que Murcia ha crecido partida por la vías del tren. Para ir de El Carmen a El Progreso, Santiago el Mayor o cualquier pedanía del sur, hay que atravesar uno de los dos pasos a nivel: hay uno al final de Torre Romo y otro a la altura de la estación de tren Murcia del Carmen, separados por un kilómetro. En el paso de la estación hay también un pasaje subterráneo, sucio y con olor a orines, que los murcianos evitan aunque las barreras estén bajadas por el paso de un tren. Entre los pasos a nivel hay una tapia que, como la estación, fue inaugurada por Isabel II en el año 1862. El resto de la vía está cubierta con una verja y, como el tránsito de trenes es ligero, muchos vecinos se han acostumbrado a cruzar las vías por cualquier sitio con tal de ahorrarse el paseo. Esto lleva sucediendo 155 años.

Muchos de los que cruzan a la torera son adolescentes que van y vuelven del instituto Mariano Baquero, justo en el cruce de Torre Romo. Lo hacen a la vista de todos, sin que nadie les advierta del peligro a pesar de que ha habido muertos. Abordamos in fraganti a uno de ellos, de unos 14 años, que vive justo enfrente de la verja: "Atravieso las vías tres o cuatro veces al día, como todos mis amigos y la gente joven del barrio, aunque también hay mayores. De mis amigos alguno ha tenido los cojones de saltar por ahí (señala a un boquete en la verja) con la bici al hombro, ¡una 'mountain bike'!", dice riéndose. "Si me tengo que ir al paso cada vez, me paso la vida andando calle arriba, calle abajo", afirma. "Si miras bien, no es peligroso" repite mientras se aleja, como si fuese un mantra aprendido de sus mayores. Como muchos de sus vecinos, este adolescente no tiene mayor interés en los conflictos políticos que acontecen en su barrio, pero tiene claro que las pantallas de metacrilato del AVE, con sus cinco metros, no podrá saltarlas, por eso se presenta en cualquier movilización contra las obras junto a sus padres y abuelos.

Esta es una de las claves del conflicto: la ciudad creció dividida por el tren, pero los vecinos se las han ingeniado para obviar el urbanismo y transitar diariamente sobre el tendido férreo, que acoge trenes de mercancias y algún Altaria con destino Madrid.

En 2006 Fomento firmó un convenio por el cual el AVE llegaría bajo tierra a la ciudad y que, como hizo Córdoba en 1994, se aprovecharían las obras para soterrar las vías existentes y conectar así los barrios y pedanías del sur, que junto con El Carmen suman cerca de 180.000 personas. Nunca sucedió. Como tantas promesas electorales formuladas durante el 'boom' económico –y con la perspectiva que dan fiascos como los aeropuertos fantasma o el Auditorio de Ciudad Real–, Fomento fue mareando la perdiz hasta que los murcianos la perdieron de vista.

La última versión oficial sostiene que el AVE llegará por la superficie a Murcia y que, en un futuro cercano, en torno a 2020 o 2023, será soterrado. Afirman que será provisional, lo mismo que dijo el gobierno de Isabel II cuando fundó el apeadero de El Carmen, que iba a ser por un tiempo y terminó convirtiéndose en la única estación de tren de la ciudad. Durante los años de provisionalidad, y hasta que se construya un paso elevado que no tiene ni siquiera ubicación proyectada, los dos pasos a nivel y el subterráneo serán cegados. Los vecinos no se creen una palabra del Ayuntamiento, la Comunidad, Adif, el Ministerio o los medios de comunicación locales; en lo único que creen es en colaborar para que nunca se levante el muro entre los barrios. Al precio que sea.

Cayó el muro

El miércoles por la mañana el paso a nivel de Torre de Romo con la calle Pío XII, la principal conexión entre El Carmen y Santiago El Mayor, parecía un escenario de guerra. Pancartas y pintadas por las paredes, corrillos de vecinos en las aceras. Todos comentan la noche anterior: “Anoche debió hacer un vendaval terrible, mira cómo ha quedado todo esto”, dice uno de ellos, de etnia gitana, mientras sus acompañantes ríen. "¡No estaría bien sujetas si se las ha llevado el aire!", dice otro mientras señala con un bastón una ristra de paneles de hormigón, vigas metálicas y enormes pantallas de metacrilato arrancados de sus anclajes y partidas por la mitad como si fueran las galletas de un gigante. Cuesta imaginarlo al verlas en este estado, pero son las pantallas que aíslan el paso del AVE.

Más que un vendaval, parece un tornado. La lista de desperfectos calculada por Adif expone la magnitud de los acontecimientos de la noche del martes: “Una máquina elevadora destrozada y quemada, 46 vigas de pantallas acústicas destrozadas y tiradas a la vía, 148 m² de zócalos de hormigón de pantallas destrozados, 350-400 m² de pantallas de metacrilato destrozadas y 46 unidades de grupos de anclajes para cimentaciones de vigas de pantallas de metacrilato”. A estos daños hay que sumar los daños a la vía: “Sujeciones quemadas (15 o 20), como consecuencia del incendio de contenedores; traviesas de madera quemadas (15); señales de limitación de vía arrancadas; cerramiento roto y diverso material retirado de la vía (biondas, señales de limitación de velocidad, contenedores, postes de electrificación, vallado, etc.)”.

Se han juntado nazis, antifascistas, gitanos y personas con antecedentes para tirar el muro


Los vecinos saben que el responsable del destrozo no fue una catástrofe natural, sino un grupo de 150 jóvenes surgidos de los barrios y pedanías más populares movilizado para la ocasión, pero existe un pacto tácito de silencio. La noche del martes, mientras ardían las vías que separan el centro de la ciudad con la parte sur, muchos dejaron de grabar los incidentes a petición de los agitadores. “No lo subas a internet, que la Policía lo usará para identificarnos”, les decían. Fue, según el relato de una joven vecina de Santiago El Mayor, una singular reunión de “toda la escoria de Murcia” en torno a un objetivo común: destrozar los muros del AVE que parten la ciudad y simbolizan el maltrato al que se sienten sometidos los vecinos por parte de Fomento y Adif.

“Había nazis, antifascistas, gitanos, gente con antecedentes… lo mejor de cada casa. Fueron llegando cuando escucharon que la Policía había cargado contra los vecinos y se organizaron para regresar con mazas y maquinaria para destrozar los anclajes y el hormigón. Los policías, los mismos que habían cargado contra los manifestantes pacíficos, ni se trevieron a acercarse a ellos, porque todos sabemos dónde están todos los antidisturbios ahora”, continúa la vecina, señalando al norte, en dirección a Cataluña. “A muchos no les ha gustado lo que hicieron, pero es que era lo suyo: ¿El problema es el muro del AVE? Pues a tomar por culo el problema”, zanja.

Fuente: El Confidencial