jueves, 9 de junio de 2016

NOTICIAS - Ana Pastor releva al jefe de construcción de Adif ante el frenazo en las líneas del AVE


El presidente de Adif, Gonzalo Ferre, se ha resistido hasta el último momento pero finalmente no le ha quedado más remedio que claudicar ante la insistencia del Ministerio de Fomento. Entre los contratistas del AVE se considera que la ministra Ana Pastor ha hecho valer su mando en plaza hasta forzar el cese del director de Explotación y Construcción de la entidad estatal que controla la vía férrea. Javier Gallego llevaba escaso año y medio en el cargo, donde sustituyó a su antiguo jefe, Antonio Gutiérrez, y ahora será relevado por la que durante un tiempo fue su subordinada, Isabel Pardo de Vera.

La integración funcional en una misma unidad operativa de las labores de explotación y construcción de la infraestructura ferroviaria representa un desafío para la alta dirección de Adif en las actuales circunstancias de precariedad financiera. Con una deuda de más de 15.000 millones de euros, la compañía ha visto reducida su capacidad inversora, lo que condiciona la tarea de los encargados directos de las nuevas líneas de alta velocidad. Los 30.000 millones de presupuesto se han quedado en poco más de 5.000, y el director del negocio ha visto que el sillón de mayor relumbrón dentro de la empresa se transformaba en un verdadero potro de tortura. El primero que padeció las inclemencias fue Antonio Gutiérrez, que dimitió de manera misteriosa tras el incidente de la inundación del AVE a Girona en noviembre de 2014. Ahora ha ocurrido tres cuartos de lo mismo con Javier Gallego.

Detrás de estos movimientos corporativos se sucede un conflicto político de primer nivel, derivado de las tensiones generadas con las distintas empresas constructoras vinculadas a la construcción de las nuevas líneas del llamado 'AVE de bajo coste'. Las restricciones impuestas desde Hacienda, unidas a la pretensión de los contratistas de ejercer el cobro multimillonario de sobrecostes teóricamente sobrevenidos, han terminado por agotar la paciencia del Gobierno con la gestión del director responsable de Adif. Javier Gallego se ha convertido así en el 'chivo expiatorio' de una situación rayana en el esperpento y que tiene paralizadas buena parte de los proyectos de alta velocidad comprometidos por Ana Pastor.

La tensa relación entre Gonzalo Ferre y la ministra tampoco ha ayudado a la causa de Javier Gallego, cuyos enfrentamientos con las constructoras habían llegado hace tiempo a oídos de Ana Pastor. La titular del Ministerio de Fomento perdió la confianza en el directivo de Adif hace tiempo cuando visitó las obras del AVE a Galicia en enero pasado y observó el escaso grado de colaboración que mantenía con la responsable regional de la empresa. Curiosamente, la gerente de Adif en Galicia era entonces Isabel Pardo, quien no tuvo reparos en exponer ante la ministra una versión contraria a la que había esbozado su propio jefe sobre el desarrollo de las obras.

Isabel Pardo fue sospechosamente destituida de inmediato y reapareció un mes más tarde, en febrero, como nueva responsable del Servicio de Movilidad de la Diputación de Pontevedra, cargo al que accedió tras un procedimiento abierto mediante convocatoria pública y en el que solo ha permanecido a lo largo de los tres últimos meses. La principal misión al frente del primer cargo ejecutivo de Adif se antoja bastante más peliaguda, y probablemente exigirá mucho más tiempo y dedicación para resolver la multitud de flecos que mantienen pendientes a día de hoy casi 1.000 kilómetros de AVE en España.

Los recortes presupuestarios se han cebado en la alta velocidad, y Adif ha visto menguada la bolsa destinada a los viejos proyectos faraónicos, de tal modo que los responsables de la construcción de las nuevas líneas han tenido que estrujar a las constructoras, provocando una batalla contractual que tiene paralizadas la mayor parte de las líneas anunciadas en la última legislatura. Salvo la prolongación de Valladolid a León, inaugurada a bombo y platillo este pasado otoño, todos los nuevos destinos programados de grandes capitales sufren importantes demoras y no menos incertidumbres, dada la negativa de los contratistas a reactivar los trabajos hasta no asegurar el cobro de los célebres ‘modificados’ que termina siempre pagando el Estado.

Los casos más flagrantes y que están provocando los mayores quebraderos de cabeza de la ministra Ana Pastor son los de Murcia y Granada, ciudades en las que el AVE ni está ni se le espera, por lo menos hasta dentro de un año largo. Una situación parecida se produce también en los túneles de Pajares. A todo ello, por si fuera poco, se une ahora el escándalo de la estación de La Sagrera en Barcelona, destapado públicamente por el propio secretario de Estado en funciones del Ministerio de Fomento, Julio Gómez-Pomar. El AVE ha llegado antes a la Fiscalía Anticorrupción que a muchas de las estaciones previstas en su delirante recorrido por la geografía nacional.

Fuente: El Confidencial